domingo, 16 de abril de 2017

LA TUMBA NO ES EL FINAL



¡Aleluya, JESÚS ha resucitado! Contrariamente para los escépticos que creían que la muerte de Jesús quizás todo había terminado, el Mesías obtuvo la victoria sobre el pecado. Trajo perdón, pero, además, nos hizo justos delante del Padre celestial.

Un momento memorable que jamás podemos ni olvidar ni desconocer en nuestra vida porque nada nos ata al pecado, y por el contrario, nos permite avanzar en la certeza de que estamos llamados a vencer. ¡Cristo venció y nos hizo victoriosos!

El apóstol Pablo resalta este hecho trascendental de la victoria de JESÚS sobre la muerte.

“¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”. (1 Corintios: 55-57)



                                            

sábado, 15 de abril de 2017

¿.Y DESPUÉS DE LA MUERTE...?



¿Se ha preguntado cuál sería el destino de su alma después de la muerte? ¿Ha meditado por tan solo unos minutos si está preparado para tal acontecimiento?

Si bien hay muchos que intentan escapar del tema, tarde o temprano debemos enfrentar lo que sucederá después de nuestro último aliento.

Job habló por todos nosotros cuando preguntó, “El hombre nacido de mujer, corto de días y hastiado de sinsabores, sale como una flor y es cortado, y huye como la sombra y no permanece...si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?” (Job 14:1-2, 14).

La Biblia nos dice que no solamente hay vida después de la muerte, sino que hay una vida eterna tan gloriosa que “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1ª Corintios 2:9).

Jesucristo, Dios encarnado, vino a la tierra para darnos este don de la vida eterna. “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5). Aunque eventualmente todos resucitaremos, no todos irán al cielo. En esta vida, cada persona debe tomar una decisión, y esto determinará su destino eterno.

La Biblia dice que está establecido para nosotros morir una sola vez, y después de eso viene el juicio (Hebreos 9:27). Aquellos que han sido hechos justos por la fe en Cristo irán a la vida eterna en el cielo, pero los que rechazan a Cristo como su Salvador serán enviados al castigo eterno del infierno (Mateo 25:46).

El infierno, al igual que el cielo, no es solamente un estado de existencia, sino un lugar literal y muy real. Es un lugar en donde los injustos experimentarán la eterna ira de Dios sin fin.

En el infierno, habrá el lloro y el crujir de dientes, dando inicio a pena intensa y cólera (Mateo 13:42). Este es un lugar “donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga” (Marcos 9:48).

Estimado amigo, Dios no quiere que nadie muera, sino que  el hombre viva con El en la eternidad y solo depende una decisión. Dios no va a forzarnos a la sumisión. Si escogemos rechazarlo, Él acepta nuestra decisión de vivir apartados de Él eternamente. La vida sobre la tierra es una prueba – una preparación para lo que ha de venir.

Para los creyentes, es la vida eterna en la presencia inmediata de Dios. Para los incrédulos, la vida después de la muerte es una eternidad en el lago de fuego.

Entonces, ¿cómo podemos recibir la vida eterna y evitar una eternidad en el lago de fuego? Hay solamente una manera – a través de la fe y confianza en Jesucristo. Jesús dijo, “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá, Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente…” (Juan 11: 25-26).

¿Lo crees? ¿Cuál es tu decisión?

viernes, 14 de abril de 2017

SUS ÚLTIMAS PALABRAS



¿Cuáles serían nuestras últimas palabras antes de morir? Generalmente no todos meditamos en ello. Estaríamos más preocupados por quienes dejaremos de vernos hasta la eternidad y en el mejor de los casos, satisfechos de haber abrazado la fe cristiana con la certeza de que seremos bienvenidos ante la presencia del ALTÍSIMO.

Si repasamos las siete palabras pronunciadas por JESÚS, en la cruz del calvario, coindiremos que de la primera que Él habló, fue precisamente para interceder por sus enemigos. “Perdónalos porque no saben lo que hacen”. Sí. Contrariamente a cualquiera de nosotros ante la muerte, JESÚS intercede por aquellos que están necesitados, y aquellos que estaban más necesitados de socorro espiritual eran sus enemigos.

Trasladémonos imaginariamente en la escena. Estaban crucificando al Señor, y en su misma presencia estaban repartiendo su túnica entre ellos, se burlaban y lo difamaban como embustero y mentiroso, mientras que Él, viendo lo que estaban haciendo, escuchando lo que estaban diciendo, y sufriendo los más agudos dolores en sus manos y pies, devolvió bien por mal, y oró: “Padre, perdónalos”.

Desde su muerte y resurrección hasta nuestros días, el Evangelio de Cristo difundido por casi todo el mundo reiteradamente nos recuerda que debemos amar al prójimo, pero el hombre, cegado por el orgullo y alejado de DIOS insistentemente exclama: “perdono, pero no olvido”.


La incapacidad de perdonar, refleja ciertamente la condición espiritual de cada persona. El pecado es indigno delante de DIOS, no así el pecador a quien ama y por quien envió a JESÚS morir en la Cruz. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". (Juan 3:16).

 Si aún no has perdonado, hazlo ahora.  Solo entonces sentirás la Paz verdadera, no como el mundo la da.

jueves, 13 de abril de 2017

PALABRAS DE DESPEDIDA



No sabríamos valorar las Palabras de algún ser querido, a menos que supiésemos que son de despedidas.

JESÚS, poco después de lo que sería la última cena, se dirige con palabras alentadoras a sus discípulos que estaban consternados ante los acontecimientos que el Maestro les habría anticipado, se cumplirían.

El Evangelio de Juan rescata algunas recomendaciones del Mesías a sus seguidores, palabras que hoy, dos mil años después, resuenan ante su inminente segunda venida.

14:1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
¿Hacia dónde enfocamos nuestro corazón? Cierto es que el mundo materialista a momentos nos atrapa y distrae nuestra atención a lo espiritual. Nos dejamos llevar por lo que nos quiere hacer creer el Hombre cuando el único Camino, la Verdad y la Vida es JESÚS.

14:18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.  
14:19 Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.
He allí una gran verdad que nos invita a reflexionar en esta semana. ¿Somos fiel reflejo de Cristo? Cuántas vidas podríamos cambiar si realmente fuésemos ejemplos dignos.

14:27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

Palabras de aliento y seguridad que confortan nuestras almas. "Quien nada hace, nada teme", reza una frase popular, pero las palabras de JESÚS nos llenan de Paz, sin importarnos que los tambores de guerra vuelvan a sonar.

martes, 11 de abril de 2017

LOS PUBLICANOS Y LAS RAMERAS



Más de uno entre nosotros habrá escuchado aquella anécdota contada por el mismo ex presidente del Ecuador, Carlos Julio Arosemena Monroy. A fin de evitar un escándalo de proporciones le advertían miembros de un exclusivo club: “Doctor Arosemena, es conveniente que no entre usted al club con esas señoras, puesto que son de dudosa reputación”, la respuesta rápida fue “No, no son de dudosa reputación, ellas son putas. Las que son de dudosa reputación son tu mujer y tus hijas”.
Parecería una grosería la respuesta del ex mandatario, pero oportuno a la hora de aclarar el calamitoso juicio que se hacía respecto a sus acompañantes.

El Hombre por naturaleza pecaminosa tiende a juzgar anticipadamente al prójimo conforme a su propia condición y se justifica a sí mismo, sin mérito espiritual alguna. Y el relato que antecede a este mensaje encaja bien a la advertencia que hizo JESÚS a los sacerdotes y principales ancianos del pueblo que cuestionaban su autoridad para secar una higuera porque no encontró fruto en ella.

¿Qué frutos estamos ofreciendo a nuestro DIOS? ¿Están nuestras capacidades al servicio de su obra?

Leamos cuidadosamente en el evangelio según San Mateo el pasaje con el cual JESÚS nos desnuda quienes realmente somos:

21:28 Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, vé hoy a trabajar en mi viña.

21:29 Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue.

21:30 Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue.

21:31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.

Como hijos suyos nos demanda transparencia, que no finjamos, que, si realmente queremos hacer su voluntad, no esperemos hacerlo más adelante o peor, tarde. DIOS no necesita hombres y mujeres con buenas intenciones, sino de hombres y mujeres decididos hacer su voluntad, hoy y siempre.

lunes, 10 de abril de 2017

¿ES LÍCITO PAGAR IMPUESTOS?



No conozco, en lo personal, que algún gobierno prescinda de cobrar impuestos para poder cumplir con sus objetivos. Resumiendo, algunos: Proveer bienes públicos como en la salud y en educación, financiar programas que combatan la pobreza y la inequidad e incluso para corregir excesos que acarrean mayores costos en la salud si no se cobran impuestos indirectos como en el caso del consumo de cigarrillos y bebidas alcohólicas.
Si bien pagar impuestos es participar en el Gobierno y construir el bienestar social, la suma de todos ellos es el dolor de cabeza para todo ciudadano, pues no solamente lo recauda el gobierno central, sino también los gobiernos seccionales. El que se cumpla con los fines para los cuales fueron creados dependerá de la honradez del gobierno que lo administre.
 A todo ello cabe preguntarse si es lícito tributar impuestos y esta misma pregunta se lo plantearon los fariseos al mismo JESÚS con el ánimo de encontrar alguna excusa para entregarlo a las autoridades romanas, en aquel entonces.
Recordemos brevemente el desenlace de aquel encuentro.
Mateo 22:18
Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?
22:19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.
22:20 Entonces les dijo:¿De quién es esta imagen, y la inscripción?
22:21 Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
Sabia respuesta. No cuestionó por considerarla legal, pues los judíos estaban sujetos además de las leyes religiosas de sus patriarcas también lo estaban a las establecidas políticas por el imperio romano, porque ellos gobernaban sobre toda Judea, Samaria y Galilea.
Corresponde entonces dar a DIOS, lo que es de DIOS y lo que es de DIOS lo es todo. Aquí no cabe cantidades o medidas como las dictadas por el Hombre para complacer al Hombre, sino lo que dicta el corazón que haya tenido el encuentro con el JESÚS, aquel que vino a dar su VIDA por nosotros en la cruz.

¿Cuánto de nuestro tiempo le damos a DIOS Padre? ¿Cuánto de lo que de Él lo recibimos se lo damos a las viudas o a los pobres? Todas estas preguntas deberíamos respondernos cada uno antes de cuestionarnos la legalidad de pagar impuestos. A propósito… ¿Lo estamos pagando como corresponde?

LA ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS EN NUESTROS CORAZONES



La entrada triunfal de Jesús a Jerusalén representaría aquella entrada que le damos a Él en nuestros corazones, al mismo tiempos que nos enorgullecemos de cantar alabanzas en su nombre.
Le hemos permitido entrar a JESÚS y desafortunadamente Él encuentra que nuestro interior no está completamente limpio como creeríamos y su reacción no es de esperarse cuando confronta nuestra hipocrecía para demandar de nosotros limpiemos de una vez por toda nuestras impurezas. El apóstol Pablo nos lo recuerda.. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? (1 Corintios 6:9) ​
Bien por la Palabra de Dios para que retomenos y meditemos la Obra redentora de Jesús en la Cruz. Si queremos ser dignos de la presencia de DIOS en nuestras vidas, debemos purificarnos pidiendo perdón por nuestros pecados.
"Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad". 1 Juan 1:9
​Valga la oportunidad de reflexionar en esta semana nuestra condición y preguntarnos qué queremos hacer de nuestras vidas, con o sin Cristo. Las consecuencias la asumiremos cada uno según lo decidido.