No conozco, en lo personal, que algún gobierno
prescinda de cobrar impuestos para poder cumplir con sus objetivos. Resumiendo,
algunos: Proveer bienes públicos como en la salud y en educación, financiar
programas que combatan la pobreza y la inequidad e incluso para corregir
excesos que acarrean mayores costos en la salud si no se cobran impuestos
indirectos como en el caso del consumo de cigarrillos y bebidas alcohólicas.
Si bien pagar impuestos es participar en el Gobierno y
construir el bienestar social, la suma de todos ellos es el dolor de cabeza
para todo ciudadano, pues no solamente lo recauda el gobierno central, sino
también los gobiernos seccionales. El que se cumpla con los fines para los
cuales fueron creados dependerá de la honradez del gobierno que lo administre.
A todo ello
cabe preguntarse si es lícito tributar impuestos y esta misma pregunta se lo
plantearon los fariseos al mismo JESÚS con el ánimo de encontrar alguna excusa
para entregarlo a las autoridades romanas, en aquel entonces.
Recordemos brevemente el desenlace de aquel encuentro.
Mateo
22:18
Pero
Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?
22:19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.
22:20 Entonces les dijo:¿De quién es esta imagen, y la inscripción?
22:21 Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
22:19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.
22:20 Entonces les dijo:¿De quién es esta imagen, y la inscripción?
22:21 Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
Sabia
respuesta. No cuestionó por considerarla legal, pues los judíos estaban sujetos
además de las leyes religiosas de sus patriarcas también lo estaban a las establecidas
políticas por el imperio romano, porque ellos gobernaban sobre toda Judea,
Samaria y Galilea.
Corresponde
entonces dar a DIOS, lo que es de DIOS y lo que es de DIOS lo es todo. Aquí no
cabe cantidades o medidas como las dictadas por el Hombre para complacer al
Hombre, sino lo que dicta el corazón que haya tenido el encuentro con el JESÚS,
aquel que vino a dar su VIDA por nosotros en la cruz.
¿Cuánto de
nuestro tiempo le damos a DIOS Padre? ¿Cuánto de lo que de Él lo recibimos se
lo damos a las viudas o a los pobres? Todas estas preguntas deberíamos respondernos
cada uno antes de cuestionarnos la legalidad de pagar impuestos. A propósito… ¿Lo
estamos pagando como corresponde?
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