martes, 17 de julio de 2012

VERDADERAMENTE LIBRES


Sófocles, el gran escritor trágico, nacido en Colorea (Grecia), dijo alguna vez: "Para ser verdaderamente libres, hay que ser esclavos de la Ley".  Parafraseando a este pensador griego diremos que: "Para ser verdaderamente Libres, Hay que ser Esclavos de la Verdad".
  

Los judíos en tiempos del Ministerio de Jesús, tuvieron una discrepancia al escuchar del Maestro que eran esclavos (del Pecado) cuando les afirmó: "Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". Tal declaración los afectó gravemente, reaccionando con ironía  a esta verdadera afirmación de Jesús, respondieron: "Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?

Recordemos brevemente de quiénes fueron esclavos los israelitas a través del tiempo:
Fueron esclavos en Egipto por 430 Años; 
Esclavos en Babilonia por 70 Años; 
Esclavos de los Persas por 200 Años; 
Esclavos de los Griegos por otros 168 Años; y, 
Esclavos de los Romanos por 238 Años (Hasta el Año 70 d.C.) 
Y se jactaban que no lo eran… 

Los judíos, en su orgullo, no entendían que Jesús demandaba de ellos a que sean libres del pecado  permaneciendo en su Palabra (
"Si vosotros permaneciereis en mi palabra"); en el conocimiento de la Palabra ("y conoceréis la verdad"); en la felicidad de conocer y permanecer en la Palabra (" la verdad os hará libres"); y, la bendición de compartir la Palabra("y seréis verdaderamente mis discípulos").

Lamentablemente los judíos no aceptaron la respuesta de Jesús, en cuanto a que ellos eran esclavos, con doble partida: ante los romanos y bajo el yugo del pecado.  Por el contrario, se ofendieron y desconocieron la deidad de Jesús cuando el Mesías afirmó: “Antes que Abraham Fuese, Yo soy”.

 Una verdadera libertad a la esclavitud de siempre
A igual que los judíos en tiempos bíblicos, el Hombre y la Mujer de hoy creen erróneamente disfrutar de la libertad que tienen para hablar, actuar y pensar. Desconocen que hay una esclavitud mucho más triste y terrible causante de la degradación moral y ética que corrompe a todo individuo y sociedad, sin importar credo, ni raza; se llama pecado. Si, pecado, una esclavitud hereditaria iniciada en el Edén; una esclavitud práctica, luego del Nacimiento Biológico.

Para grandes males, un remedio. JESUS. El Mesías ofreció a los discípulos una verdadera Libertad que concede tres dádivas: Justificación, Adopción y Santificación. Les hizo evidente la inconsecuencia de su jactancia. Les hizo notar el Camino a esta Libertad: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres (San Juan 8:36);  les manifestó el motivo de esta inconsecuencia: Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros” (San Juan 8: 37); finalmente les hizo ver su inapropiado comportamiento: Respondió Jesús: “Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis”.


¿Qué enseñanzas nos da Dios, para que podamos ser verdaderamente libres y llegar a decir como Jesús?: "Viene el Príncipe de este Mundo, y él Nada Tiene en Mí" (S. Juan 14: 30)Recordemos que nuestra salvación no es hereditaria; recordemos que nuestra santidad no es un sustantivo, sino verbo; recordemos que en ocasiones las costumbres y tradiciones nos impiden ser libres de verdad;  recordemos que los prejuicios humanos detienen el proceso a la genuina libertad.

Recordemos que Dios está buscando dar libertad a quienes se atreven a buscarla.