sábado, 30 de marzo de 2024

Y DESPUÉS DE LA MUERTE?

 



¿Alguna vez te has preguntado cuál será el destino de tu alma después de la muerte? ¿Has reflexionado por unos momentos si estás preparado para ese evento?

Aunque muchos intentan evadir el tema, tarde o temprano debemos enfrentar lo que sucederá después de nuestro último aliento.

Job habló por todos nosotros cuando preguntó: "El hombre nacido de mujer, corto de días y hastiado de sinsabores, sale como una flor y es cortado, y huye como la sombra y no permanece... si el hombre muriera, ¿volvería a vivir?" (Job 14:1-2, 14).

La Biblia nos dice que no solo hay vida después de la muerte, sino que hay una vida eterna tan gloriosa que "cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman" (1 Corintios 2:9).

Jesucristo, Dios encarnado, vino a la tierra para darnos este don de la vida eterna. "Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados" (Isaías 53:5). Aunque eventualmente todos resucitaremos, no todos irán al cielo. En esta vida, cada persona debe tomar una decisión, y esto determinará su destino eterno.

La Biblia dice que está establecido para nosotros morir una sola vez, y después de eso viene el juicio (Hebreos 9:27). Aquellos que han sido hechos justos por la fe en Cristo irán a la vida eterna en el cielo, pero los que rechazan a Cristo como su Salvador serán enviados al castigo eterno del infierno (Mateo 25:46).

El infierno, al igual que el cielo, no es solamente un estado de existencia, sino un lugar literal y muy real. Es un lugar donde los injustos experimentarán la eterna ira de Dios sin fin.

En el infierno, habrá el lloro y el crujir de dientes, dando inicio a una pena intensa y cólera (Mateo 13:42). Este es un lugar "donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga" (Marcos 9:48).

Estimado amigo, Dios no quiere que nadie muera, sino que el hombre viva con Él en la eternidad, y solo depende de una decisión. Dios no nos va a forzar a la sumisión. Si escogemos rechazarlo, Él acepta nuestra decisión de vivir apartados de Él eternamente. La vida sobre la tierra es una prueba, una preparación para lo que ha de venir.

Para los creyentes, es la vida eterna en la presencia inmediata de Dios. Para los incrédulos, la vida después de la muerte es una eternidad en el lago de fuego.

Entonces, ¿cómo podemos recibir la vida eterna y evitar una eternidad en el lago de fuego? Hay solamente una manera: a través de la fe y confianza en Jesucristo. Jesús dijo: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá, y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente..." (Juan 11:25-26).


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