“¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”. (1 Corintios: 55-57).
Su resurrección triunfante un día como hoy cambió para siempre la historia de la humanidad.
A través de su sacrificio por nuestros pecados y su
resurrección gloriosa, Jesús vino a derrotar el poder del pecado y la
muerte. A traer una esperanza nueva y una promesa de vida eterna que antes
no existía.
Con su resurrección, selló su condición divina y nos
mostró que Él es realmente el Hijo de Dios y Salvador prometido. Esta gran
verdad es motivo de celebración y júbilo para todo aquel que cree. Pues la
resurrección significa que nuestros pecados han sido perdonados y tenemos un
nuevo futuro por delante.
Significa que la muerte ya no es el fin, sino un nuevo
comienzo. Significa que más allá de esta vida terrenal hay un Reino sin fin que
nos espera.
Así que amados amigos, amigas, al celebrar hoy este
acontecimiento crucial, no olvidemos la alegría e igual esperanza que él
trajo. Y recordemos que también nosotros, como dice Pablo, hemos
resucitado espiritualmente con Cristo a una nueva vida.
¡Feliz Día de Resurrección para todos!
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