¡Vaya, parece que tenemos un episodio digno de una telenovela política en nuestras manos! Por un lado, tenemos a Arauz, lanzando acusaciones que suenan más explosivas que el final de temporada de tu serie favorita. Y por el otro, a Lasso, posiblemente en su casa, contemplando una estatuilla de "Mejor Villano en una Trama Financiera", si es que las acusaciones resultan ser ciertas.
Imagínate la escena: Arauz, con una lupa y sombrero de
detective, proclamando en voz alta sus hallazgos, mientras que, en algún lugar,
una dramática música de suspenso resuena cada vez que menciona la palabra
"lavado de dinero". Y Lasso, en el otro extremo, tal vez preparando
un hechizo de defensa en el mundo mágico de la política, o simplemente buscando
los recibos para desmentir las acusaciones.
Si las acusaciones son ciertas, bueno, podríamos estar
ante el guion perfecto para una secuela de "El Lobo de Wall Street",
pero con un toque más tropical. La justicia tendría que entrar en escena, capa
al viento, lista para impartir un poco de ese sabor amargo de la ley.
Pero, si resulta ser un gran malentendido (o peor, una
telenovela fabricada), entonces Arauz podría terminar protagonizando un
episodio muy educativo sobre por qué no se debe jugar con el fuego de las
acusaciones sin tener una manguera de pruebas a la mano. Esa manguera, por
supuesto, es crucial para no terminar quemándose en el proceso.
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