Ah, la política ecuatoriana, siempre tan dramática y
entretenida como una telenovela de alto presupuesto, pero sin la necesidad de
actores profesionales. La Asamblea Nacional, en su más reciente giro de guion,
parece haber entrado en una fase de "metástasis", donde la trama se
complica y los personajes secundarios adquieren un protagonismo inesperado.
Henry Kronfle, en un movimiento digno de un
cliffhanger de media temporada, decide que es el momento perfecto para unas
vacaciones, dejando el escenario listo para Viviana Veloz, quien asume la
presidencia de la Asamblea Nacional como si fuera el relevo en una carrera de
obstáculos política. Y justo cuando pensabas que la trama no podía tener más
giros, aparece el tema de los $3.500 millones recaudados para las víctimas del
terremoto de Manabí y Esmeraldas, que ahora parece ser más esquivo que el
argumento de una película de David Lynch.
En este episodio, también se introduce un subtrama
digno de un thriller político: la protección de Jorge Glas, en un esfuerzo por
evitar que sea juzgado por la justicia ordinaria. Es el tipo de pacto que haría
que hasta los guionistas de "House of Cards" se sintieran orgullosos,
o quizás un poco celosos.
Llamémoslo "Pacto Perverso", el capítulo
donde todos saben que algo grande está en juego, pero las reglas del juego
parecen estar escritas en un idioma extranjero. La moral de la historia es que
en la política, al igual que en las mejores series de televisión, nada es lo
que parece, y justo cuando crees que has entendido la trama, te das cuenta de
que el verdadero juego está ocurriendo en los pasillos fuera de cámara.
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